Los comunicadores sociales y todas las personas comprometidas con la reivindicación de los derechos de niñas, niños y adolescentes deben convertirse en los canales que deben trabajar para erradicar la violencia contra este sector vulnerable de la sociedad.
En esos términos se refirió el comunicador e investigador social, Édgar Dávila, que en el programa Liderazgo de Mujer volvió a retomar esta temática de la violencia contra niñas, niños y adolescentes provoca mucho dolor.
“Bolivia tiene una normativa interesante, al igual que un Código (Niña, Niño, Adolescente) y procedimientos, hay un montón de organizaciones vinculados al tema, pero venos, a través de los datos y la realidad, que esta problemática sigue por más del buen ánimo que tengamos”, afirmó.
Ante ese panorama, donde las víctimas de infanticidio, en lo que van del año, se aproximan al medio centenar (de acuerdo con la Fiscalía ya son 49 los casos de feminicidio desde enero), no se puede dejar toda la responsabilidad al Estado como si fuera el único componente de la sociedad, cuando en verdad es todo un conglomerado de instituciones donde participan los medios de comunicación, autoridades judiciales, policiales y la sociedad en su conjunto.
“Es una corresponsabilidad, por eso hago la apuesta que cada uno tiene en su mano un granito de arena para que la violencia contra niñas, niños y adolescentes la podamos reducir”, enfatizó.
Mencionó que puede existir la formación de plataformas de organizaciones internacionales que apoyen esta iniciativa, pero esa idea no podría concretarse si no media la articulación con políticas públicas y líneas de estrategias comunicacionales para revertir esta situación.
Lamentó que en la actualidad el infanticidio en Bolivia esté acompañado de violencia sexual y que de acuerdo con los casos el gran porcentaje de los autores son por descuido de los padres, madres o tutores.
Mencionó que el solo llanto de un bebé de una pareja joven puede llevar a los progenitores a un nivel de estrés que incrementa el nivel de violencia que crece como una bola de nieve, que con el adecuado asesoramiento puede aplacarse.
Dijo estar convencido, por los innumerables trabajos que realizó, de lograr a través del diálogo convertirnos en personas ser capaces de conversar sobre los problemas que nos agobian y de esa manera encontrar los mecanismos para poner paños fríos en los momentos de tensión.
Ante ese panorama también cuestionó el rol de los medios de comunicación que prefieren abortar temas tóxicos, cosificar a la mujer u ofrecer violencia en vez de buscar espacios de diálogo para que la población las trabaje o las asuma como un horizonte.
“Debemos ver con ojos de prevención y también creo que entre colegas podemos intercambiar conocimientos para reflejar una imagen de dignidad”, sostuvo.