A principios de 2020, la campaña Protago-nistas: Paridad-Poder-Juventudes reunió a alrededor de 200 líderes de organizaciones juveniles y de organizaciones políticas en carrera electoral –entre ellos, candidatos–, para promover un vínculo programático en-tre sociedad civil y organizaciones políticas, con base en la Agenda de Propuestas de Po-líticas Públicas desde las Juventudes bolivia-nas.
En dichos espacios, las diversidades sexuales tuvieron voz y algunas de ellas están reflejadas en estas páginas. Y es que vivir las sexualidades, los géneros y sus diversas expresiones es hacer política en sí misma.
En tiempos preelectorales y de decisiones sociales, ejercer el derecho a la libre expresión, a la individualidad y a la decisión, son elementos fundamentales para reinventar las formas de debate, de socializar y decidir las nuevas políticas públicas y la forma de gobernanza de la sociedad.
La conciencia democrática avanza a pasos agigantados con miradas y propuestas des-de jóvenes protagonistas, que viniendo de distintas expresiones y corrientes ideológicas trabajan en un compromiso de respeto e igualdad de pensamiento.
En esa perspectiva, para Protagonistas, una iniciativa impulsada por la Coordinadora de la Mujer e IDEA Internacional, recoger las visiones, expectativas y demandas de las juventudes bolivianas, desde su activismo y pluralidad, es fundamental para el fortalecimiento de la democracia y el ejercicio de los derechos ciudadanos. Hoy, que se celebra el Día de los derechos de las diversidades sexuales e identidad de género, amplificamos esas voces, replicadas por Liderazgo de Mujer.
Cuando Álvaro Chuvé Chuvé tenía seis años y todavía vivía en el campo, presenció una escena de violencia contra dos animales porque éstos se apareaban siendo machos.
La imagen golpeó sus sentidos, golpeó su sensibilidad, y le dejó un fuerte mensaje de lo que está “bien” o “mal” en el mundo rural. Pero, a pesar de que ese recuerdo lo persiguió gran parte de su vida, su sentido de libertad pudo más y después de mucho transitar por su fuero interno, decidió abrir las puertas de los dos “armarios” que lo mantenían cautivo, para dejar salir al que verdaderamente es: un joven indígena homosexual.
A sus 21 años, este chiquitano de sombrero “transgresor” no sólo asume su homosexualidad, sino que la lleva como bandera de lucha. Actualmente es miembro de la Red de Jóvenes indígenas y afrobolivianos de Santa Cruz y de la organización Mano Diversa. Debido a su activismo comprometido, siempre está en espacios desde donde las plataformas juveniles gestan propuestas para políticas públicas.
A principios de año, en un encuentro juvenil organizado por Protagonistas. Ésta es su historia.
¿Por qué dices que tu sombrero es transgresor?
Sí, mi sombrero es transgresor, molesta a las personas y al me-nos pone en sus bocas el tema indígena, aunque no como debería ser. “¿Y este indio qué hace aquí?”, escucho decir. La primera vez que yo asumí mi autoidentificación cultural fue en el colegio, fue horrible. Una profesora preguntó si alguno de nosotros la tenía.
En ese momento yo no lo sabía, pero dentro de mí mismo decía “mi padre es de San Antonio de Lomerío, es chiquitano, y yo también lo soy”. Entonces levanté la mano y la profesora me dijo “ahh, usted es indígena”. Yo aclaré y dije “no; yo soy chiquitano”. Cuando pasé al frente a contar mi historia, escuché murmullos diciendo “indio, indio”. Entonces sentí un impacto psicológico muy fuerte.
Después, en el SEGIP he peleado mucho no sólo por mi autoidentificación cultural, sino por salir en mi carnet con mi identificación ancestral. Me han dicho que nadie les había hecho “tanto problema” por esos temas. Yo no quise “hacerles problemas”; yo sólo estaba exigiendo que se me reconozcan mis derechos constitucionales.
¿Tu activismo por las diversidades sexuales “ruge” tan fuer-te como por la autoidentificación indígena?
La discriminación por la orientación sexual es un tema más personal, pero que repercute en el ámbito familiar y social. Es una condición muy difícil. Por eso yo digo que salí de dos armarios, por ser indígena y por ser homosexual.
Aquí surge el tema de los privilegios. Antes, ser un hombre indígena no era un problema, porque la gente me decía “Alvarito, tú tienes capacidad, te vamos a ayudar, vas a ser un referente, ahora estás sobresaliendo…” Pero cuando yo manifesté mi orientación sexual de manera pública, se me negó la representación de la organización que yo fundé junto con otros jóvenes. Todos me ignoraban y me miraban raro. Fue algo silencioso pero radical.
“La identidad se las personas es un espectri colorido donde cada quien se puede situar”
Drixie Ikeya Colectivo Revuelts – La Paz 27 años
Las personas que no entramos de lleno o totalmente en el binarismo de género, estamos viviendo una ola de odio, discriminación y exclusión. A partir de nuestra perspectiva del género hegemónico binario como una construcción opresiva, porque, en realidad, así como los matices de colores dentro de las orientaciones sexuales, la identidad de las personas es un espectro colorido donde cada quien se puede situar, y ni siquiera biológicamente existe manera lógica de refutarlo.
¿Y esto por qué?
Porque en la defensa de un binarismo que nace en una imposición de sexo asig-nado al nacer, se incurre (de nuevo) en una discriminación y transgresión de sus derechos humanos a cuerpos “alternativos” (intersexuales), donde la misma biología es inexplicable, porque nuestra naturaleza, incluso humana, es diversa.
Las identidades disidentes y diversas somos parte de la sociedad que constantemente buscan crear políticas públicas en defensa de muchos aspectos que se dan en nuestras vidas. En ese sentido, es muy importante nuestra inclusión, por la invisibilización de nuestras necesidades y existencia como jóvenes, estudiantes, trabajadores, progenitores, activistas.
“Aunque estemos en la disidencia sexual, también nos ha nutrido el patriarcado”.
Shirley Sivila Colectivo TLGB Tarija Estudiante de Derecho – 25 años
“Desde hace unos tres años estoy en el activismo como feminista y como miembro del colectivo TLGB de Ta-rija. Desde mi experiencia, he visto mucho machismo contra las lesbianas que ocupan espacios de poder; las agreden, las acosan. Pero también hay violencia machista entre parejas homosexuales, entre hombres, entre mujeres.
“Todo esto me ha hecho ver que aunque estemos en la disidencia sexual, fuera de la heteronorma, también nos ha nutrido la violencia y el patriarcado. Tenemos que arrancarlos de raíz. Por otro lado, he visto también que en el movimiento feminista hay homofobia y lesbofobia; quizás sea el no entendimiento que lleva al rechazo de las mujeres trans y de los hombres trans.
“Hay que entender que feministas y diversidades sexuales somos hermanas de lucha. Espacios de encuentro, como los organizados por IDEA Internacional, son muy interesantes porque reúnen a tantos jóvenes interesada en transformar la sociedad. Nos mueve la idea de pensar que no necesitamos ser candidatos o políticos para llegar a espacios de decisión”.