La Política Económica implementada por el Gobierno de Bolivia, a pesar de un escenario internacional adverso generado por la pandemia de la COVID-19, la guerra entre Rusia y Ucrania, además de una elevada inflación, culmina el 2022 con indicadores macroeconómicos que muestran la recuperación de la senda del crecimiento, con una previsión cercana del 4% para el crecimiento económico.
“Durante la gestión que concluye, el Banco Central de Bolivia (BCB) desarrolló un conjunto de políticas monetarias que aseguraron la estabilidad macroeconómica del país, que fortalecieron la moneda nacional y permitieron la modernización del sistema de pagos nacional, consolidando el Modelo Económico Social Comunitario Productivo”, destaca una nota de prensa institucional.
Los indicadores desvelan que en una coyuntura internacional marcada por presiones inflacionarias a nivel global, la inflación acumulada a noviembre fue de 3,0%, dentro del rango previsto por el Ente Emisor.
En esa línea, la inflación nacional marcó la tasa más baja en América del Sur y una de las más bajas en el mundo. Este aspecto, fue reconocido por diferentes organismos internacionales, calificadoras de riesgo país y revistas internacionales especializadas en el ámbito económico; “un resultado destacable fruto de la implementación correcta de políticas monetaria y cambiaria por parte del BCB y de las medidas de apoyo en el sector productivo asumidas por el Gobierno nacional”.
A ello se debe agregar que la ejecución de una política monetaria soberana contribuyó a la reconstrucción económica, manteniendo la liquidez del sistema financiero en niveles adecuados por encima de los Bs10.000 millones, el cual se logró mediante la aplicación de instrumentos convencionales y no convencionales que fueron focalizados en dinamizar el crédito al sector productivo, mismo que logró un crecimiento en torno al 8%.
Otro elemento relevante es la bolivianización de la economía, lo que le permitió alcanzar la mayor remonetización (desdolarización) en la región; de tal forma que hoy la moneda nacional tiene un uso pleno por la población, tanto como medio de pago como reserva de valor.

La proyección del PIB para el 2023 es del 4%.
“En ese sentido, el 99,2% de los préstamos en el sistema financiero —casi la totalidad—están en bolivianos, en tanto que los depósitos alcanzan al 85,5% en moneda nacional, demostrando la confianza de la población en el boliviano”, agrega la nota.
Asimismo, la cartera en mora del sistema financiero se mantuvo controlada, reflejándose en un bajo índice de morosidad del 2,2%, el menor respecto a los países de la región.
La Balanza de Pagos registró un superávit por segundo año consecutivo, explicado por el saldo positivo de la Balanza Comercial y la recepción de remesas familiares, reflejando el incremento de las exportaciones del país.
A octubre el superávit en cuenta corriente se situaba de 0,9% del PIB; la Balanza Comercial marcaba un récord histórico en exportaciones de productos tradicionales y no tradicionales con un beneficio de $us1.759 millones; y las remesas familiares registraban un ingreso histórico de $us1.058 millones.
En cuanto a las Reservas Internacionales Netas (RIN), al 20 de diciembre se situaban en $us 4 mil millones, se han mantenido estables durante 2022, logrando cubrir con los parámetros referenciales determinados por organismos internacionales, demostrando que las políticas implementadas por el Gobierno nacional, a través del Ente Emisor, fueron acertadas.
“Las previsiones de variables macroeconómicas del Presupuesto General del Estado (PGE),para la próxima gestión se prevé una tasa de crecimiento de la economía boliviana del 4,86%y una tasa de inflación del 3,57%”, señala.
En ese contexto, el BCB proyecta que el 2023 sea el año en el que se consolide la reactivación económica, una Bolivia con empleos y que reduce la pobreza, un país con una economía fortalecida y estable que mejora la calidad de vida de sus habitantes.
Texto: BCB
Fotos: ABI y RRSS