La responsable de Incidencia Política de la Coordinadora de la Mujer, Lucía Vargas, informó que en días pasados la institución a la que representa y los representantes de la Cámara de Senadores de la Asamblea Legislativa Plurinacional firmaron un convenio con el propósito de generar leyes con contenido de género.
“Como Coordinadora lo que se hará es realizar una fiscalización al 2023 para ver cuánto se avanzó en este tema”, dijo en oportunidad de efectuar la presentación del “Estado de Situación de la Violencia Sexual en Bolivia. La Otra Pandemia”.
La afirmación de Vargas surgió ante el hecho de que en Bolivia la representación femenina en la Asamblea Legislativa Plurinacional pasa del 52% lo que implicaría que son mayoría y eso posibilitaría para que en el uso de esa mayoría les permitiría elaborar normas que tengan incidencia en la sociedad y fundamentalmente de protección hacia los sectores sociales vulnerables, como mujeres, niños, niñas, adolescentes, ancianos y personas con discapacidad.
Informe de situación
La Coordinadora de la Mujer en oportunidad de conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en su informe sostiene que la violencia sexual es el segundo delito más denunciado en Bolivia después de la violencia intrafamiliar establecido en la Ley 348 (Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia).
Los datos proporcionados en el informe son “cifras rojas de un flagelo que golpea todos los días en Bolivia” sostiene.
Prueba de ello son las cifras del último quinquenio donde se percibe que la violencia sexual se incrementó en un 51%.
Se mencionó que en el período 2018-2022 “se registraron 36629 denuncias por violencia sexual en Bolivia, según datos del Ministerio Público (hasta el 16 de octubre de 2022) se produjo un incremento en todas las formas de violencia sexual”.
Se afirmó que el delito sexual es el que registró la mayor cantidad de denuncias (11294 denuncias), seguido del delito de violación (9982 denuncias) y en tercer lugar el delito de violación de infante, niño, niña o adolescente (8374).
El análisis presentado por Vargas, señala que el trabajo realiza un análisis sobre una muestra de 349 casos de violencia sexual conocidos en 2022 del que se desglosa que un solo caso hace referencia al abuso sexual donde la agresora es mujer; en cuanto a la edad de los agresores el rango es de 27 a 32 años, el segundo rango va de 33 a 38 años.
Un elemento que debe ser tomado con mucha importancia está relacionado al vínculo de la víctima con su agresor y se conformó que “el agresor era un familiar directo de la víctima”. Reflejado en números se tiene que en más del 14% era cercano al entorno familiar y en 7,7% de los casos correspondía a un agresor desconocido por la víctima.
Vulnerabilidad de niñas
Otro elemento que debe ser tomado en cuenta son las relaciones desiguales de poder y la violencia en razón de género, que se agravan en términos de su asimetría cuando son ejercidas hacia niñas y adolescentes.
“La edad es un factor que también que establece jerarquías sociales y al cruzarse con el género profundiza las desigualdades”, agrega.
Asimismo, se hizo hincapié en que muchas de las víctimas deciden callar, por vergüenza o miedo a sufrir más agresiones lo que en algunos casos favorece a la impunidad de los agresores.
De la misma manera llaman la atención los casos generados de las violaciones que es el embarazo forzado, en particular en niñas y adolescentes. Lo que conlleva, se dijo, poner en riesgo su salud física y emocional.
“Según datos del Ministerio de Salud, cifrados por la Defensoría del Pueblo, en 2021 se registraron 39.747 embarazos en niñas y adolescentes, lo que significa que existieron en promedio 109 embarazos al día de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años. En 2022 hasta el 30 de junio, los embarazos adolescentes sumaron 16.752, lo que representa un total de 91 embarazos al día”.
A manera de conclusiones se tiene que la violencia sexual contra las mujeres, en particular la violencia sexual, refleja y refuerza un aspecto central del patriarcado.
Por ello se infirió en que la erradicación de la violencia requiere deconstruir estas premisas discriminatorias, “reforzando valores y prácticas que propicien el empoderamiento de las mujeres, niñas garantizando el respeto a la integridad de sus cuerpos, a su libertad sexual y a sus decisiones como seres humanos”.
Texto: Coordinadora de la Mujer, Liderazgo de Mujer
Foto: Liderazgo de Mujer