No fueron las brujas que ardieron sino la historia del insulto misógino

by Liderazgo de Mujer

brujas

No fueron brujas las que ardieron. Eran mujeres, mujeres que fueron vistas como: Muy bonitas, muy cultas e inteligentes. Algunas eran viudas o sin padre, tenían agua en el pozo, tierras, una buena plantación; otras no cedían ante la lujuria del reverendo.

Mujeres que tenían una marca de nacimiento, mujeres que eran muy hábiles con la medicina herbal y tenían una fuerte conexión con la naturaleza.

Mujeres que bailaban, pintaban, cantaban, escribían o dominaban cualquier arte, pero estaban en el mundo equivocado. Cualquier mujer corría peligro y el riesgo de ser quemada en el siglo XVII. Incluso eran arrojadas al agua, y si flotaban eran culpables y si se hundían y ahogaban eran inocentes. Las mujeres fueron arrojadas por acantilados, fueron colocadas en agujeros profundos en el suelo, cualquier tortura imaginable es poco.

«No fueron brujas las que ardieron, eran mujeres diferentes»., señala un texto de

“La ilustración Ibérica”.

Misoginia

Por su parte, Begonia Gómez Urzais en el artículo “Bruja: la verdadera historia del insulto misógino que se arroja a las mujeres incómodas”, analiza este concepto que en su criterio fue insulto para juzgar a las mujeres del siglo XVI.

“Se debatía una moción para penalizar el acoso a mujeres que van a abortar a clínicas especializadas, y el diputado de Vox José María Sánchez García, juez en excedencia, llamó “bruja” hasta tres veces a la diputada socialista Laura Berja. Sánchez se negó a corregir el insulto y por eso fue expulsado del hemiciclo, aunque más tarde el portavoz de su grupo, Iván Espinosa de los Monteros, sí pidió la retirada de la palabra del acta”, escribe.

En su turno de intervención, Íñigo Errejón, de Más País, le echó un guante a la insultada: “Que te llame bruja un inquisidor es un orgullo, compañera”. Al día siguiente, también en sede parlamentaria, otro diputado de Vox, Juan Carlos Segura, aseguró que «la brujería en España no es delito desde hace 200 años», y por tanto no debería contar como insulto. Argumento sorprendente, porque la mayoría de insultos, «tonto», por ejemplo, tampoco remiten a delitos.

“Bruja”, explica la filóloga y rastreadora de la lengua Lola Pons, profesora en la Universidad de Sevilla, tiene un origen prerromano, no latino, y antes de escribirse con jota se escribió con x: bruxa. Ya los primeros diccionarios del castellano, como el Diccionario de autoridades, de 1726, daban como un significado de la palabra el de “pájaro nocturno, similar a la lechuza”, con unas capacidades peligrosísimas: “Vuela de noche y tiene el instinto de chupar a los niños que maman”. Curioso ese apunte antimaternal, que entronca con el diputado de Vox llamando “bruja” a una diputada que defendía a las mujeres que ejercen el derecho al aborto.

La ensayista suiza Mona Chollet, por ejemplo, explicaba en su libro Brujas (Ediciones B) que esta figura “encara a la mujer liberada de todas las limitaciones” y es por tanto “un ideal hacia el que tender, alguien que muestra el camino”.

Durante la caza de brujas, no solo las curanderas o sanadoras podían ser acusadas de brujas, también cualquier otra mujer que supusiera un problema, explicaba Chollet a Jacinto Antón en 2019.

“Siempre hacen falta chivos expiatorios y ellas eran buenas candidatas (…) Básicamente se persigue a las que llaman la atención las que escapan del control masculino, lo que se percibe como una amenaza social”.

Texto y foto: S Moda, La Ilustración Ibérica

También te puede interesar