El Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (Ipdrs), junto a We Effect, presentaron el libro Cooperativismo en el Bicentenario de Bolivia, una investigación colaborativa junto a más de 10 investigadores, confirmaron que el cooperativismo en Bolivia promueve el desarrollo económico de diversos sectores de la población.
La experiencia ha permitido a diferentes sectores del área urbana y rural responder a varias necesidades y ha promovido formas de generación económica que han apoyado a una amplia diversidad de familias y comunidades.
La investigación, coincide con dos hechos de importancia. En el entorno internacional, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó a 2025, como el Año Internacional de las Cooperativas con el propósito de destacar su papel decisivo en el desarrollo sostenible, la inclusión social y la erradicación de la pobreza. Y como es sabido, Bolivia celebra, este año, su bicentenario de fundación como nación independiente de la colonia.
Esta conjunción de hechos inspiró la investigación de Ipdrs, ya que la celebración boliviana representa una plataforma simbólica y estratégica para reivindicar el cooperativismo, como modelo de transformación democrática y económica, y también, representa una oportunidad para reflexionar y aportar al debate nacional sobre el estado de situación de este sector en el país.
Dicha publicación cuenta con el financiamiento y apoyo de We Effect, una organización no gubernamental (ONG) internacional de Suecia que promueve el movimiento cooperativo como una herramienta para la justicia social, a través de cooperativas que generan modelos de vivienda, cooperativas rurales y el fortalecimiento de organizaciones campesinas e indígenas.
En Bolivia, We Effect considera que el cooperativismo es una forma organizativa, rural y urbana, que aporta a la seguridad alimentaria, el derecho a la vivienda, la producción de políticas públicas, y la participación de las mujeres, entre otras prioridades para el país.
Al respecto, la investigación del Instituto reflexiona sobre esta diversidad de impactos ambientales derivados de la explotación minera cooperativizada. Por ejemplo, la afectación a territorios indígenas y campesinos; la conflictividad por la disputa de concesiones y la búsqueda de la ampliación de la frontera extractiva, como se mencionó, en cabeceras de cuenca e incluso áreas protegidas.
En todo caso, los responsables de la obra confirmaron que la pobreza, marginalidad o violencia son el resultado de un conglomerado de minería ilegal amparado por el sistema cooperativizado que ha logrado expandirse gracias a la debilidad institucional y la presión de un sector que, en las últimas décadas, ha ganado fuerza numérica y política.
Texto y fotos: Ipdrs, We Effect