Colaboradores de VEGA salen en defensa de su trabajo como personas de limpieza

by Liderazgo de Mujer

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El trabajo no denigra, enaltece, por ello cualquier labor que llevan adelante las personas no puede ser para que sean menospreciados o discriminados. En esa línea la empresa de VEGA encargada del recojo de los residuos sólidos y de la limpieza en la ciudad de Santa Cruz desde el 2013, resaltó la labor de tres de sus trabajadores que contaron sus experiencias.

Simona Polares (54), Charlotte Bejarano (20) y Ervin Cárdenas (55) abrieron sus vidas para que la población los conozca en su trabajo, qué respuestas han tenido de los vecinos, cuánto limpian, cómo sobrellevan las dificultades propias del oficio y que milagros surgen en el corazón de sus hogares.

De Sucre a Santa Cruz

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Simona Polares.

Simona Polares Barrón sonríe al sacarse el barbijo. Habla despacio. Ella tiene 54 años, pero el espíritu de 20. Trabaja 10 años en la empresa VEGA. Es mamá de Jenny (26), Elizabeth (19) y José (16) y esposa de Víctor, también colaborador de VEGA. Migró a sus 25 años a Santa Cruz y después de trabajar en la limpieza de un colegio particular decidió postular a la empresa que antes se llamó SUMA.

Su jornada empieza a las 06.30 y en el camino programa sus actividades y señala que en su casa todos tiene que colaborar porque a ella no le alcanza el tiempo; también mencionó que se siente orgullosa porque su hija mayor está a poco de titularse en Medicina.

“Nuestro trabajo es un servicio a la comunidad. Necesitamos trabajar en equipo con los vecinos para que la ciudad quede limpia. Pedimos por favor que nos ayuden. Agradecemos a la empresa porque hasta el 5 de cada mes recibimos el sueldo sin falta y también gracias a los supervisores que nos orientan”, afirmó.

Madre joven

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Charlotte Bejarano.

Charlotte Bejarano hija de doña Carmen, hermana de Nadia (27), Vania (18) y madre de Sharol, de 3 años. Vive por el Barrio Guadalupe, cerca del Octavo Anillo del Cambódromo. Charlotte trabaja desde hace dos años en VEGA. Durante las noches estudia en un Centro de Educación para Adultos ya que, su anhelo es salir bachiller.

Charlotte limpia todos los días la Radial 13, la zona del Cuarto Anillo, entre otras zonas. “Es difícil limpiar cuando caen las hojas del árbol Siete Copas”, afirma. Alza su carretilla para limpieza todos los días a las 06.30 . Cuando hay mucho trabajo ella no desayuna y solo almuerza al salir tipo 14.00. Suspira y recuerda las malas frases que ha escuchado de los vecinos en las calles como “esta basurera” o, la ven barriendo y a propósito botan basura en la parte que ya limpió. “Algunos también son buenos y nos invitan desayuno”, afirma.

Trabajo silencioso

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Ervin Cárdenas.

Ervin Cárdenas Tonore, tiene 55 años, es padre de dos hijos, ingresó a VEGA durante la pandemia. Todos los días se levanta a las 04.30 tras alistarse se traslada desde San Miguel de los Junos hasta la Zona Norte de Santa Cruz para empezar a trabajar a las 06.00.

Recordó que trabajaba de baquero en el beni y se fue a Santa Cruz en busca de mejores condiciones de vida, hasta que encontró la oportunidad de ingresar a VEGA donde le dieron labores en el servicio de áridos. Entre sus experiencias contó algunas personas no respetan lo que hacen.

“Una vez estábamos limpiando las calles y vi como un vehículo arrolló el cono que pusimos para señalizar y cuidarnos. A veces corremos riesgos para limpiar, por eso hay que estar atentos a cada cosa que hacemos. Sin distracciones”, dijo.
Ervin afirma que existen vecinos muy amables que comparten algún alimento o una fruta mientras limpian, pero también recordó con poco agrado a otras personas que después de limpiar sacan recién sus bolsas o incluso echan la basura a la misma calle. “Algunos dicen yo pago. Todo el mundo paga. Yo diré entonces: yo pago también y dejaré de trabajar”, relató.

Texto y fotos: VEGA

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