Tras un año del cierre del Ministerio de Comunicación bajo la premisa de que éste, junto a otras dos carteras de Estado, representaban “un gasto absurdo”, el director de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Edgar Pomar, recuerda ese periodo como “los peores días para la comunicación y para el periodismo”.
El 4 de junio de 2020, a través de un comunicado carente de mayor sustento técnico desde el aspecto económico, la expresidenta de facto, Jeanine Áñez, anunció al país el cierre de los ministerios de Culturas, Deportes y Comunicación, atribuyendo que esto permitiría un “ahorro” para la lucha contra la pandemia.
“He ordenado al gabinete que se haga una revisión a detalle de todos los cargos innecesarios y de todos los gastos absurdos que inventó el MAS y que eran puro despilfarro, ese dinero será usado en salud y contra el COVID-19”, sostuvo en aquella oportunidad la exmandataria del régimen. En el mismo mensaje, aseguraba que iba a “trabajar sin descanso para que los bolivianos no pierdan un solo centavo por corrupción”.
“Yo creo que (el motivo) era acallar a la población, era que escuchemos un discurso único, inclusive con amenazas, eso ha sido lo peor, que nos amenacen a los periodistas, a comunicadores de si estábamos diciendo la verdad o no, cuando nos han enseñado en la universidad a decir la verdad, buscar la verdad”, afirmó Pomar, en contacto con Patria Nueva y replicada por la agencia estatal ABI.
Recordó que, durante la época neoliberal, antes de la creación del Ministerio de Comunicación, lo que había eran apenas “oficinas de relaciones públicas”, por lo que resaltó la creación de esa cartera de Estado, durante la gestión del entonces presidente Evo Morales, como “un hito para la comunicación, para el periodismo, para la información”.
También señaló que durante el gobierno de facto se instauró un régimen de persecución contra todo aquel que discrepaba con el discurso que promovieron, perpetuando así “el momento más nefasto de este siglo XXI, cuando habíamos avanzado un gran trecho con la nueva Constitución, referida a la comunicación y el periodismo”.
Pomar señaló que, a través del Ministerio de Comunicación, se dio voz a los pueblos indígenas y a las organizaciones sociales; sin embargo, muchas radios comunitarias fueron devastadas e incluso se propiciaron actos violentos contra los responsables de estos medios, como ocurrió con el director de las RPO’s, José Aramayo, quien fue agredido y amarrado a un poste.
Resaltó la importancia de esos ministerios cerrados y dijo que su función no era “insulsa”, como señalaron las autoridades de ese entonces. “Insulso para mí ha debido ser, en ese momento, comprar gases con sobreprecio, con corrupción”, sostuvo.
El cierre de esas tres carteras de Estado pudo haberse evitado, si se reducía en 3% el presupuesto del Ministerio de Gobierno, el más elevado de las 20 carteras de Estado en ese entonces, con Bs 4.024 millones asignados, según un reporte de Página Siete difundido tras el anuncio de Áñez.
El presupuesto del Ministerio de Gobierno estaba muy por encima del asignado a la cartera de Comunicación, e incluso al de los tres ministerios que fueron cerrados, que en conjunto alcanzaban los Bs 283,4 millones: Comunicación con Bs 157,2 millones, Culturas y Turismo con Bs 80,3 millones, y Deportes con Bs 45,9 millones.
Fruto del cierre del Ministerio de Comunicación se desplegó una serie de despidos en plena pandemia, a pesar de que la propia expresidenta Áñez aseguró, desde el inicio de la emergencia sanitaria que no se permitirían los despidos; a ello se suma la ingente deuda que contrajo ese despacho por concepto de pago de sueldos, vacaciones y publicidad alquilada por pagar a los medios de comunicación que se beneficiaron en esta gestión.
A ello se suma la persecución que sufrieron periodistas, por el simple hecho de producir en medios que pertenecían a las organziaciones sociales, en varios casos los amenazaron con quitarles la pauta publicitaria.